Juventud Valiosa, el equipo referente del fútbol en La Atarazana

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Los años 60’s estaban llegando a su fin. En el planeta se vivía una revolución en distintos ámbitos. Así, el movimiento hippie estaba en todo su esplendor. Ni qué decir de Los Beatles. 

José María Velasco Ibarra avanzaba en su último mandato presidencial, en Ecuador; mientras en Guayaquil, Asaad Bucaram era su Alcalde. 

En la Perla del Pacífico había una ciudadela, cuyas casas construidas por el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), recién se estaban entregando a sus propietarios. Se trataba de La Atarazana. 

De a poco, decenas de familias arribaron a la urbanización que en ese momento no tenía muchas calles. La infraestructura era mínima y más bien se encontraba rodeada de espesos arbustos. 

En esos núcleos familiares, obviamente, había niños y adolescentes.  

Decenas de estos últimos salían a las calles en búsqueda de formar nuevas amistades. Entre ellos estuvieron Julio Molina, Francisco Abarca, Jorge Castro (+) y Alejandro Calvache (+). 

Ellos fueron los mentalizadores de la creación de una organización deportiva, cultural y social a la que denominaron Juventud Valiosa (JV). 

El nombre, de acuerdo a versiones de varios de los miembros consultados por Atarazana Go! obedece a que el grupo lo conformaban exclusivamente adolescentes que tenían entre 14 y 16 años. 

Y lo de Valiosa fue porque se consideraban jóvenes de alta valía por sus cualidades deportivas y sus virtudes educativas. 

Es así como poco a poco empezaron a adherirse más jóvenes de las manzanas C, D, F y E de la urbanización. 

Al menos 40 muchachos formaron la primera “gallada” (término muy popular, en ese entonces, para referirse a los grupos de amigos) de JV. 

Uno de los sitios de reunión de los adolescentes era la curva que se encuentra en los exteriores del desaparecido bazar “El Rafaelito”. 

El reclutamiento de los peloteros del barrio fue inmediato y de a poco se estructuró el primer plantel. 

Los entusiastas deportistas entrenaban en una cancha que estaba al aire libre y que hoy forma parte del colegio Aguirre Abad. Ahí también se jugaron torneos los fines de semana, tanto en el horario de la mañana, como en la tarde. 

Juventud Valiosa en esos momentos no tenía un director técnico oficial y esas funciones las cumplió Abarca. 

Fueron varios años en que la escuadra que representaba a La Atarazana jugó decenas de partidos frente a los mejores equipos de otros barrios de Guayaquil. 

Los colores con los que se identificó la JV para sus uniformes fueron el blanco y el azul.  

De acuerdo a Carlos Decker y a Pedro Castro, dos de los máximos representantes del equipo, al menos 300 jóvenes jugadores de fútbol vistieron la camiseta de Juventud Valiosa.  

Ambos afirmaron que esos deportistas fueron a parar a equipos de primera y segunda categoría como Emelec, Barcelona, Patria S.C., Luq-San, Panamá, 9 de Octubre, entre otros. 

Los hermanos Joel y Jaime Villacís jugaron en los principales equipos del Astillero. El primero con la blusa amarilla y el otro con la azul. Lo mismo José Artieda, Guillermo Cañarte, Homero Ávalos y así una extensa lista de futbolistas que mostraron su clase y la garra que solo tienen los atarazaneños. 

Castro expresa que en el equipo hubo tres generaciones: una que corresponde a los primeros jugadores quienes hoy tienen una edad promedio de 70 años, luego está la de aquellos que andan en los 65 años y finalmente la de futbolistas cuya edad actual es 55 y 57 años. 

La mayoría se encuentran dispersos en la ciudad o fuera del país. No obstante, existe un grupo pequeño que aún se reúne varias veces al año.  

Hugo Camacho, Daniel Yance, Arturo Paz, Colón Mora, Roberto Concha, Jorge Espín, OsvaldoÁvila, Milton Ávila, Alberto Caicedo, Roberto Muñoz, Osvaldo Caicedo, Francisco Vera, Bartolomé Mazzini, Juan Bermúdez, Enrique González, Alfredo Alvarado, Walter Menéndez y Ramón Escudero son algunos de los elementos que hicieron historia con su fútbol, en representación de La Atarazana. 

Campeones invictos 

El año de la mayor gloria alcanzada por Juventud Valiosa fue 1981. Es aquí cuando el plantel de amigos y vecinos de La Atarazana se consagra campeón de Liga Inca Kola.  

Este torneo fue uno de los más prestigiosos de Guayaquil. Equipos de diferentes sectores de la ciudad participaban con el fin de alcanzar el título, pero al mismo tiempo para que los jugadores se muestren a los ‘cazatalentos’ de esa época. 

JV quedó campeón invicto, pues no perdió ningún partido. Un total de 24 escuadras jugaron en el torneo de ese año. 

Los deportistas que lograron ese campeonato fueron: los arqueros Jorge Camacho (+), Richard Delgado y Cristóbal Magallanes; los defensas: Julián Chávez; Luis Villacís, Víctor Martillo (+) y Carlos Merino; los volantes Julio Contreras, Raúl Triana y Homero Ávalos; y delanteros: Manuel Toro, Iván Delgado, Franz Romero, Ricardo Dávila y Pedro Castro. 

El director técnico que llevó a los muchachos a obtener el máximo título fue el desaparecido Mario Puente, conocido cariñosamente como “Marujito”. 

El entrenador siempre tuvo el respeto de sus pupilos, no solo por las enseñanzas de fútbol, sino también porque se convirtió en un amigo, casi un miembro de la familia de cada elemento. 

Cita de amigos 

Una reunión social entre algunos de los exintegrantes de Juventud Valiosa permitió a Atarazana Go! conversar con ellos y conocer lo que fueron sus inicios en el plantel. 

La cita fue en la ciudadela Martha de Roldós donde habita uno de los mejores defensas que tuvo el equipo. 

Esto fue lo que nos contaron:  

Carlos Decker (68), ingeniero químico  

“Llegué a La Atarazana cuando tenía 15 años. La ciudadela estaba a medio construir. Uno de mis primeros amigos fue Daniel Yance. De ahí nos unimos con Luis Monroy, Jorge Espín y otros. A los 16, junto a Julio Molina, comenzó todo. Arrancamos con unos 20 amigos de las manzanas F, E y D. La idea era integrarnos y hacer deporte. También hacíamos reuniones en los garajes de las casas. Eran fiestas organizadas a un costo módico. La gente jugaba en las calles de las manzanas E y D. Fui back central y todo lo que sé de fútbol lo aprendí en la calle y en el colegio. Con los amigos íbamos a la Liga que se jugaba en lo que hoy es el colegio Aguirre Abad. El primer partido que jugué como Juventud Valiosa fue contra el equipo de Sep-Mal (Séptima y Maldonado). Empatamos 1 a 1. En esa época tuvimos 11 enfrentamientos. Siempre pelamos los primeros puestos. Quizás nos faltó un poco más de responsabilidad para ganar un campeonato. Lo mejor de JV es la cantidad de amigos que hice. Estuve por 15 años en el plantel, de ellos 4 o 5 como capitán”.  

 

Galo Molina (71), exvistaforador de Aduana  

“Mi arribo a la urbanización se dio cuando tenía entre 15 y 16 años. Fui uno de los mejores arqueros del equipo en mi época. En esos años la gente era muy sana. El deporte estaba sobre todo. Formamos un gran grupo de jóvenes. Mi hermano Galo cogió la batuta de la Juventud Valiosa con Carlos Castro, quien posteriormente falleció. Además de deportistas fuimos buenos estudiantes. Me motivó el puesto de portero porque era más útil. Tenía una estatura respetable desde joven. En esos años el guardameta del momento era Pablo Ansaldo (Barcelona y la Selección del Ecuador). Más que un partido memorable, una de las cosas que recuerdo fue una lesión que tuve en una atajada cuando pasé a jugar a Panamá. Fue un partido contra Chacarita Juniors, en 1972. Recibí una patada en el hombro y se me dislocó. De ahí me retiré del fútbol”.    

 

Joel Villacís (61), exfutbolista profesional  

“A los 14 años me incorporé a Juventud Valiosa. Ya estaban ahí mis amigos con los que siempre hacía deportes. Empecé como mediocampista. Estuve cerca de 6 años. No me pude quedar más porque prematuramente jugué de manera profesional y no podía estar en una Liga. Hice formativas completas en categorías interescolar, prejuvenil, selección del Aguirre Abad, Selección Juvenil del Guayas y del Ecuador. En 1979 llegué a Barcelona. De ahí pasé al Deportivo Quevedo. Mi primer partido con el plantel del barrio fue como mediocampista junto a mi hermano Jaime. Yo atacaba y defendía. Debuté con un triunfo junto a mi hermano. Ganamos 3 a 1. En muchas ocasiones me tocó protegerlo de los rivales porque lo marcaban fuerte debido a su habilidad”.    

 

Fernando Coronel (57), exfuncionario de la CNT  

“Creo que siempre formé parte del equipo. Mi padre me llevó desde muy pequeño a ver jugar a la primera generación del plantel. Luego, con el paso de los años me pude sumar. Vi el buen fútbol que practicaban Carlos Decker, Jaime Villacís, José Artieda, entre otros. Cuando tuve cierta capacidad y fuerza física, a los 15 años, entré a jugar. Nosotros ya enfrentábamos a futbolistas mayores. Eran planteles de categorías diferentes a la nuestra. Fui volante de recuperación. Me retiré a los 16 años de la participación en torneos de ligas barriales. Tuvimos una mala experiencia con un equipo. En ese plantel había jugadores de segunda categoría. No eran buenos muchachos. Casi nos matan en ese juego. Al papá de los Delgado le lanzaron una piedra en la cabeza. Mi papá me dijo que ya no juegue más. A pesar de ello mantengo vivos los recuerdos de todo. Lo mejor que me pasó es la integración con los amigos y la práctica deportiva. El buen ejemplo de los mayores del equipo era una motivación adicional”.  

 

Pedro Castro (57), ingeniero civil  

“En mi niñez ya jugábamos indorfútbol en la esquina de las manzanas C-1 y D-1. Eso fue cuando tenía 7 años. Soy zurdo. Entrené en la escuela de fútbol del colegio Aguirre Abad a los 12 años. Pasé por la pre-juvenil de Barcelona. Solo estuve pocos meses porque me dediqué a estudiar. Yo era como esos muchachos metidos y me iba a meter donde estaban los de JV. Todos en esa época eran mayores. Me hice amigos de ellos. Andaba con ellos a pesar de la edad. Los iba a ver a la cancha donde jugaban. Me hice conocido por el juego y me integré al equipo. Hubo un momento en que JV casi feneció y yo tomé las riendas. Ahí jugábamos nosotros en la Liga Jouvín Cisneros y otras.   

Un partido memorable es el que quedamos campeones y ganamos 2 a 0. Se llenó el estadio Ramón Unamuno. Esto fue en 1981. Es la única copa que ganó JV. Un gol lo metió Homero Ávalos y el otro Raúl Triana. Mi referente en el balompié siempre fue Carlos Decker”.  

 

Franz Romero (63), abogado    

“Llegué cuando tenía entre 12 años. Los primeros amigos que hice fueron los de las familias Guacho, Llona y otros. Apenas llegué me metí en el juego. No había nada más que hacer. Jugábamos en la calle y en la cancha donde ahora es el colegio Francisco Campos Coello. Luego en el Aguirre Abad. A los 17 años ingresé a Juventud Valiosa. La invitación me la hizo Julio Molina. Era la época en que se fusionó la primera generación con una nueva. La posta la tomó Carlos Decker. Fui centrodelantero. Más que partidos memorables lo que me daba el gusto de ir a jugar era la barra de Alonso Ochoa. Él nos alentaba desde las gradas. Después que dirigieron los mayores, nosotros ya jugábamos en las canchas del sur. Yo tenía una furgoneta y era como el expreso. Una vez metí como a 14 en el carro. Casi nos viramos por el exceso de personas. Eso lo hice todos los años que jugamos. Lo que siempre rescato es el nombre del equipo. Fuimos jóvenes que valíamos. Me siento orgulloso de saber que éramos muchachos correctos, que hoy somos hombres de bien donde siempre ha primado la decencia y se mantiene la camaradería”.  

 

Carlos ‘Yaco’ Oyola (70), trabajador ocasional  

“Me dicen Yaco porque me gustaban las canciones del recordado cantante argentino. Siempre jugué de marcador en cualquiera de las dos puntas. Tenía entre 14 y 15 años cuando entré al equipo. Un día salí a ver cómo jugaban en el barrio. Me senté a ver. Debí tener unos 16 años. De repente, se me acercó un amigo que era del plantel y me preguntó si quería participar. Le dije que sí y me uní. Me manifestaron que íbamos a jugar contra Barcelona en un partido de entrenamiento. En esa época recién iba a jugar Juan Madruñero (exgloria del cuadro amarillo). El partido lo empatamos. Me pidieron que juegue con los juveniles. No pasé por una escuela de fútbol. Todo lo aprendí en la calle. Cerca de 15 años estuve en el equipo. Siempre fui titular. Junto a Daniel Yance éramos indiscutibles. Lo mejor que me pasó fue cuando metí un gol en un partido que empatamos. Hasta me invitaron a celebrar”. (I) 

Fotografías: Atarazana Go! 

Nota: Las gráficas de antaño las proporcionó el señor Pedro Castro. Agradecemos por su colaboración. 

 

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