La avenida Nicasio Safadi, en el corazón de La Atarazana, está más bonita. Luce colorida en el parterre central.
Los guayacanes sembrados en esa pequeña vereda, que divide a la calle en dos carriles, florecieron en los últimos días.
Desde la manzana J-2 (al pie de la avenida Carlos Luis Plaza Dañín) hasta la G-3 (en la avenida Roberto Gilbert), existen 28 troncos cuyas ramas están pintadas de amarillo.
Adicionalmente, hay otras especies arbóreas sembradas en un trayecto de 11 cuadras, pero estas no tiene flores.
Personal del Municipio es el encargado de regar los árboles, cortar las ramas y cuidar los tallos.
Del mismo modo, recogen los desperdicios que se acumulan eventualmente.
La avenida lleva el nombre del célebre músico y compositor de origen libanés conocido por ser el autor del inmortal pasillo: ‘Guayaquil de mis amores’.
Safadi terminó sus últimos años en una vivienda de La Atarazana que se encuentra en la manzana N-1 villa 1.
En esta ruta de doble carril circula la mayoría de buses que llevan a los moradores de la urbanización hasta diferentes puntos de Guayaquil.
Así también, en la vereda que está las manzanas N-1 y K-1de esta misma avenida, se encuentran varios negocios de venta de víveres conocidos tradicionalmente como ‘La placita’.
Unas cuadras más adelante, en el carril que conduce al hospital de niños Roberto Gilbert, está el monumento natural de la ciudadela: la piedra verde. Este símbolo se ubica en la intersección de la avenida Nicasio Safadi y la avenida Atahualpa Chávez.
En todo este trayecto, los vecinos de La Atarazana, de las ciudadelas aledañas y quienes están de paso pueden disfrutar del colorido espectáculo natural que ofrecen los guayacanes en esta época.
Jóvenes especies
Los troncos recientemente florecidos son jóvenes. Tendrán aproximadamente 5 años de vida.
Así lo explica el biólogo Geovanny Zambrano, quien sostiene que el amarillo en las ramas permanecerá por 10 a 15 días.
El científico de 38 años y graduado en la Universidad de Guayaquil recuerda que en esos parterres estuvieron sembradas otras especies arbóreas, las cuales fueron retiradas por disposición de las autoridades.
“Lo que tenemos ahora son guayacanes nativos o Handroanthus chrysanthus, los cuales pueden vivir más de 100 años. Son especies que no necesitan de mucha agua y que, tras unos días de florecimiento, ellos mismos eliminan las flores”.
Zambrano, quien tiene una maestría en Manejo de Recursos Naturales, expresa que las primeras lluvias inciden en la transformación del árbol.
Respecto a si estas especies están en riesgo de afectarse con plagas como está sucediendo con otras en diferentes puntos de la urbe, indica que es posible.
“Dependerá del cuidado y fumigación que le otorgue la institución encargada. Estos problemas suceden en las urbes porque, por ejemplo, no hay aves que se coman a esos insectos, hormigas y otros. En los bosques es difícil que pase”.
Vecinos y foráneos tienen la oportunidad de avanzar hasta la avenida para observar las flores e incluso tomarse fotos, antes que desaparezcan. Caso contrario tendrán que esperar hasta el siguiente año en que vuelvan a nacer. (I)
Fotografías: Atarazana Go!