La lucha por promover a la escena roquera de Guayaquil data de hace varias décadas.
Uno de los más conocidos en este ámbito -allá por los 80’s- fue Francisco Jaime (+), alias Pancho Jaime, quien se autoidentificaba como la Mamá del Rock.
Tras su deceso, otras personas tomaron la batuta para impulsar a las bandas y su material de los distintos géneros que fueron apareciendo con el paso de los años, más los resultados siempre fueron poco satisfactorios. Esto, no solo en lo económico, sino también en cuanto a la asistencia.
Incluso hoy que existen herramientas digitales que no había en esas épocas es difícil que los subgéneros del rock como el heavy metal, el thrash, el death, el hardcore, entre otros, conquisten a las masas de jóvenes.
Eso siempre se lo ha atribuido a que Guayaquil es una ciudad tropical y por ende es más fácil que la gente se involucre con esos ritmos.
Aunque no existe un estudio que cuantifique al movimiento roquero de la ciudad, según Érick Álava, líder y vocalista de la banda Profecía, al menos unas 400 personas forman parte del mismo.
De estas, de acuerdo al frontman guayaquileño, un centenar asiste a los conciertos “más sonados” y solo unas 50 están presentes en las tocadas denominadas underground.
Lo cierto es que también hay personas que no han desmayado en su esfuerzo por impulsar al rock pesado porteño.
José Franco Calixto (47), del sello Brutalidad Total (BT), lleva 25 años en esto de organizar conciertos, promover bandas de rock pesado, difundir sus discos, crear productos impresos alusivos al género y más.
Su gestión se remonta a mediados de los 90’s cuando importantes grupos de simpatizantes del heavy metal tenían como punto de encuentro las bancas que están en la avenida 9 de octubre, en sus intersecciones con la Ave. Machala y la Ave. Quito.
Los inicios en el metal
Franco Calixto se educó en uno de los colegios emblemáticos de Guayaquil: el Aguirre Abad. En su adolescencia accedió a un sinnúmero de géneros musicales de esa época tanto en español como en inglés.
Ya por esos años, algunos planteles educativos de la ciudad contaban con sus propias bandas que interpretaban canciones de moda.
Sin embargo, es un cover del legendario tema Cum on feel the noize, de la mítica Quiet Riot (la versión original corresponde a los británicos Slade), el que ‘sacude’ a José. Lo escuchó en un evento colegial.
Además, ya había accedido a varios súper clásicos del hard rock como Moment of truth, Eye of tiger y Burning heart, de Survivor (oriundos de Chicago), correspondientes a películas como Karate Kid, Rocky III y Rocky IV. En ese entonces estos filmes atrajeron a millares de jóvenes y adultos, quienes quedaron enganchados con esas melodías.
El resto de su ‘formación en el rock pesado’ se fue complementando poco a poco gracias a un primo que también le gustaba el género y a los amigos que van apareciendo en el camino.
A los pocos años, Franco se mete de lleno en el heavy metal y comienza a abastecerse del material de Iron Maiden, Black Sabbath, Judas Priest y similares.
El nacimiento de BT
Con unos 20 años en sus hombros, Franco Calixto llega hasta los espacios frecuentados por los roqueros en el centro de la ciudad.
Las bancas de la avenida 9 de octubre fueron casi las sedes de los metaleros. Ahí es donde entra en contacto con Juan Alemán, del grupo Arpón, y con Javier Domínguez. Se charlaba, se bebía, se bromeaba, se escuchaba música, se intercambiaban casetes y otras cosas, en este tramo de la principal arteria de Guayaquil, entre la avenida Quito y la avenida Machala.
Al calor de los diálogos y de los tragos es que nace la primera idea de organizar un concierto de rock.
“Yo me sumé a la iniciativa de Juan. Se hizo el recital, pero después él se alejó de esto. Quizás no se cumplieron sus expectativos y nos quedamos con Javier”, rememora.
Ahí es cuando –de acuerdo a Franco- concreta la idea de crear un espacio desde cual se organicen presentaciones, festivales, se promueva a los grupos ya establecidos y a los que iban naciendo.
El trabajo no fue sencillo. La gente se enteraba de las actividades de José y Javier gracias a la repartición de hojas volantes o por los carteles pegados en sitios estratégicos de Guayaquil frecuentados por los roqueros. Otra opción era llamar por teléfono a los amigos para informarles de algún evento y que estos a su vez, les transmitan el mensaje a los demás.
“Hicimos algunas cosas que marcaron diferencias, por ejemplo: poner luces intermitentes (flashes) similares a los que se usaban en las fiestas en las baterías para darles otro matiz. Las entradas eran de un mejor material que las otras. Dimos una cerveza o un regalo a los asistentes”, recuerda Franco, quien tiene un título profesional en Diseño Gráfico y Comunicación Visual otorgado por la Facultad de Comunicación Social (Facso), de la Universidad de Guayaquil
Es el 12 de octubre de 1996, en que Franco organiza el primer concierto con el nombre de Brutalidad Total para el grupo Ente. Se dio en un local ubicado en las calles Víctor Manuel Rendón y Lorenzo de Garaycoa, sede de un gremio de comerciantes.
Entre risas, afirma que no les fue muy bien ya que fue necesario resarcir unos daños en el establecimiento y solo “nos quedó para una jaba de cerveza”.
Con estas primeras experiencias, más bandas tocaron las puertas de Franco y Domínguez. Incluso algunas provenientes de otras ciudades, quienes no dudaron en mandar sus producciones para que sean difundidas.
Pero, ¿cuál es el origen del nombre Brutalidad Total?
José explica que lo asoció a una palabra de mucho uso entre los amantes al rock pesado.
“El término brutal está en el léxico del roquero. Tras una tocada, la aparición de un disco y similares, la gente expresa que estuvo: ‘brutal’. De ahí la tomamos y le agregamos el ‘total’, para dar la idea que agrupa a una comunidad de personas”, destaca.
El financiamiento, en muchas de las tocadas, que hicieron el dúo Franco y Domínguez, tuvo el respaldo de la señora Magdalena Calixto Villalta, mamá de José. Luego, cuando este último empezó a trabajar en una institución bancaria de la urbe, ya pudo invertir por su cuenta.
Varias sedes
En 1998 se funda la primera sede de BT. Estuvo situada en un pasaje comercial de las calles Lorenzo de Garaycoa entre Luque y Aguirre.
Aquí se comercializaba material musical, algunos accesorios, revistas y todo lo que le interese a la comunidad metalera del Puerto Principal.
Por diferentes razones, la oficina no permaneció por muchos años allí y se movió al Cosmocentro (Luque y García Avilés), al Mercado Artesanal, a las calles Gómez Rendón y la 23, a Calicuchima y la 23, a la avenida Del Ejército entre las calles Aguirre y Clemente Ballén y, finalmente se quedó a unos pocos metros de este lugar, pero más del lado de Clemente Ballén, donde funciona hoy.
Conciertos y actividades
José calcula que a lo largo de estos 25 años ha organizado 109 actividades entre conciertos, ferias, y tours fuera de la ciudad en los que, por ejemplo, hubo presentaciones de bandas internacionales.
“Llevamos a decenas de metaleros a los recitales con grupos internacionales que se dieron en Quito. Es decir, vamos más allá de armar las presentaciones de nuestras bandas en el país”.
Uno de los festivales más importantes a cargo de Brutalidad Total es el Atahualpa Rock. Lo organiza desde hace varios años con una aceptación importante entre la comunidad roquera.
A Franco, como a todo metalero, también se sintió atraído por cantar o tocar en alguna agrupación, sin embargo, nunca pudo concretarlo.
“En los 90’s quise estar en una banda, pero mis estudios universitarios me lo impidieron. Es necesario tener el tiempo disponible y lamentablemente, yo no podía. Fui manager de algunos cuartetos o quintetos. Al final me di cuenta que lo mío era otra cosa y soy feliz haciendo esto”.
Las dificultades del oficio
A pesar de cumplir un cuarto de siglo en la promoción y difusión de eventos o bandas metaleras, Franco Calixto está consciente que esta labor no deja muchos rendimientos económicos y es complicada.
Su pasión por el rock es la que lo mantiene vigente en este oficio. Aunque ya por su mente transita la idea de “colgar los botines” y dejar esta tarea a las nuevas generaciones.
“Antes se podía traer a 5 bandas de otras ciudades en un mismo bus. Hoy, esas agrupaciones quieren una furgoneta cada una y la asistencia no es la mejor en Guayaquil”, comenta.
A José le llama la atención esa pérdida de curiosidad por ver tocar a bandas en vivo, entre la comunidad porteña.
Sustenta esta opinión en el hecho de que muchas personas prefieren ver lo que pasó en una tocada a través de videos colgados en las redes sociales o enviados por WhatsApp, en los innumerables grupos.
Franco se mantiene optimista. Es agradecido por la cantidad de amigos que ha podido cosechar y por el respeto a su nombre ganado en todos estos años.
Eso sí, está convencido que, si hubiera una mayor unión entre la comunidad metalera del Puerto Principal, las bandas, organizadores de festivales y otros actores, la realidad sería diferente.
Incluso, no duda que las autoridades ya habrían otorgado un espacio fijo y público, para las presentaciones de los grupos locales, así como otras actividades, entre ellas ferias, venta de discos o camisetas y más.
La celebración
El sello Brutalidad Total está de aniversario y para ello celebrará con música este viernes 29 de octubre, en la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas.
Los grupos que participarán en la celebración son: Metal Factor, Reencarnación, Kill, Igor y Lox d’3mentez.
Para asistir, es necesario retirar la invitación en la sede de Brutalidad Total, calles Aguirre y Clemente Ballén.
El evento empieza a partir de las 6 de la tarde.
Una edición limitada de camisetas con el sello de BT y las bandas que participarán fue lanzada al mercado. (I)
Fotografías: Atarazana Go! y cortesía de Brutalidad Total