En días pasados, se produjo quizás uno de los eventos más importantes de un deporte que poco a poco busca ganarse un espacio en el territorio guayaquileño: el kickingball.
Se trató de un triangular organizado por el Ohana Kickingball Guayaquil (OKG), con motivo de su primer aniversario de creación. Esta escuadra es la que entrena tres veces por semana en la ciudadela la FAE.
Más que una competencia fue una fiesta y un encuentro de mucha camaradería entre chicas venezolanas y ecuatorianas vinculadas a esta disciplina.
Además del elenco anfitrión participaron Volcanes de Quito y Perlas del Pacífico. El primero de los mencionados se adjudicó el campeonato tras superar en carreras a sus dos rivales.
La jornada empezó cerca de las 10 de la mañana con el desfile de cada equipo. El intenso sol y una temperatura cercana a los 30 grados no afectaron de ninguna manera la vibrante emoción de las competencias ni la alegría de los posteriores festejos.
El recinto elegido para el torneo fue el estadio Héctor Ballesteros, de la Liga del Sur. Inicialmente el juego se iba a desarrollar en la cancha de la ciudadela la FAE, pero se cambió la sede por los daños que causaron las lluvias.
Tras la presentación de los coloridos equipos, se entonaron los himnos nacionales de Venezuela y Ecuador. Fue un momento solemne.
De inmediato se realizó el sorteo, las escuadras calentaron por varios minutos y empezó el juego entre el Ohana y las Perlas del Pacífico.
El cotejo fue interesante y reñido. Las chicas se esforzaron por dar lo mejor de sí en cada jugada.
Hubo lanzamientos, pateadas y voladas de las jardineras, que se ganaron los aplausos de los presentes.
En las tribunas estaban mezclados ciudadanos venezolanos y guayaquileños que acudieron a disfrutar de este deporte.
Finalmente, el juego concluyó a favor del OKG por 8 a 5.
Luego de un receso de descanso e hidratación de las deportistas empezó el choque entre las Perlas del Pacífico y las chicas de Volcanes de Quito.
Las jardineras del equipo capitalino destacaron en este enfrentamiento. Atraparon un sinnúmero de pelotas en espectaculares voladas y sus pateadas, en algunos casos, fueron inatajables.
Superaron largamente a las impetuosas jóvenes que lucieron un traje de medias rojas, pantalón negro y una blusa amarilla con dos colores más.
El resultado lo dice todo: 16 carreras para Volcanes y 6 para Perlas.
El juego entre las dueñas de la fiesta -de uniforme negro, blanco y rojo- frente al cuadro azul con blanco estaba definido.
Un nuevo descanso se anunció por los altoparlantes para que ambos planteles se preparen.
Después del mediodía, el sol estuvo más radiante, la sensación térmica llegó a los 31 grados, pero el ímpetu de las jugadoras superó todo eso.
El juego definitivo arrancó en medio de las expectativas de los asistentes, de los entrenadores y las participantes.
La algarabía se apoderó del escenario, los cánticos de apoyo retumbaron en los graderíos. Hubo momentos de felicidad y también de frustración.
Destacaron varios elementos del OKG y de Volcanes. Ambas escuadras hicieron variantes que en unos casos dieron resultados positivos y en otros no.
El juego de las quiteñas se impuso por diferentes razones y al final ganaron por 12 a 8.
Todas las chicas de azul y blanco se unieron en un solo festejo. Corearon el nombre de su equipo y el de su rival, como una muestra de respeto y admiración.
Las jugadoras de ambos planteles chocaron sus manos y se felicitaron.
Los rostros de todas reflejaron el cansancio y el esfuerzo que pusieron en cada jugada. El sagrado uniforme, en cambio, terminó sucio por las incuantificables barridas.
Todas sintieron el calor y la humedad que caracteriza a Guayaquil, por estas semanas.
Hubo una ceremonia de premiación a las más destacadas del torneo.
Nexsandra Carrillo, Liseidys Parada, Venus Mendoza, Yusmari Vicente, Mayerlin Orellana, Yulimar Morales, Duilkelis Gil, Katherine Ovando, Yasnela Uzcátegui, Efrenny Sánchez y Gabriela Farías recibieron sendas preseas por su desempeño en la cancha.
Del mismo modo, la entrenadora del OKG, Wilyulis Bruguera, entregó los trofeos al campeón y vicecampeón, no sin antes agradecer por la presencia de todas en el certamen.
Las fotos, las risas, la camaradería, los abrazos, las selfies y una pequeña comida pusieron el fin al evento.
El Ohana Kickingball apagó su primera vela y degustó un pastel con su nombre, sin embargo, la fiesta la bailaron y celebraron las chicas de Volcán de Quito. Así pasa en el deporte, así pasa en la vida. (I)
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