La última edición del concierto denominado Noviembre Negro evidenció la solidaridad del metalero guayaquileño y también de al menos treinta músicos de seis agrupaciones.
Todos se unieron en una sola causa: recaudar recursos a favor de la niña Jamie Riofrío Rodríguez.
La pequeña es hija de Jaime Riofrío, el legendario cantante de thrash metal y exintegrante de agrupaciones históricas como Demolición y Moulin Rouge.
Jamie padece una compleja enfermedad, cuyo tratamiento implica ingentes gastos.
Los rockeros porteños, muchas veces estigmatizados por la sociedad y por la Iglesia, no dudaron en asistir al recital. Lo hicieron para extender su mano y ayudar a la nena, pero también para ver a grandes bandas en escena.
Esa tarde subieron a la tarima Deafora, Link Bloody, Excálibur, Orión, Metalquil y Primate, esta última acompañó a Riofrío en varios temas.
Inicialmente estaba previsto que toquen: Corrosivo (Santo Domingo), Evil Moon (Quito) y Madness (Cayambe), sin embargo, por razones internas de cada grupo, se excusaron de participar en el evento, días antes de su realización.
Más allá de este cambio es importante resaltar el espíritu humanitario de quienes asistieron al Noviembre Negro y el enorme show que brindó cada agrupación.
Al concierto acudieron también músicos emblemáticos y forjadores del rock pesado porteño, como Manolo Castro Miranda, exguitarrista de Blaze, y Carlos Alberto Tapia, exbaterista de Blaze y de Zipper.
El recital
Un poco después de las 16:00, tras efectuarse los ajustes en el sonido, el cuarteto Deafora fue el primero en subir al escenario.
La banda está compuesta por Marco Gámez (voz), Joffre Constante (batería), Andros Villafuerte (bajo) y Darío Quimís (guitarra).
Su repertorio para ese día incluyó los temas: “Esencia”, “Pasajero oscuro”, “Cruda realidad”, “Oyama”, “La fuente”, “Absurdo delirio”, “Sin alucinaciones” y “De miel a miel”. Este último fue el estreno que trajeron para el público.
El cuarteto de heavy metal tuvo un buen desempeño en la tarima.
En una de sus canciones (“La fuente”), el vocalista hizo uso de una armónica, lo cual llamó la atención de los asistentes, pues no es común en la escena rockera porteña que las bandas empleen este instrumento.
Tras casi 35 minutos de música, Deafora dejó el escenario en medio de calurosos aplausos.
De inmediato, el grupo de metalcore Link Bloody tomó la posta.
“El legado”, “Guerra de mentiras”, “Código Da Vinci” y “En el horizonte” fueron algunas de las canciones.
Wilar Soto (voz, guitarra y sintetizador), William Soto (baterista), Carlos Camargo (guitarra) y Francisco Medina (bajo) son los integrantes de esta agrupación guayaquileña.
Esa combinación de guitarras distorsionadas, los efectos del sintetizador y la potente voz de Wilar causaron furor en quienes estaban a esa hora en el auditorio de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas.
El retorno de Excálibur
Tras siete meses de ausencia en los escenarios, Excálibur, la banda liderada por el guitarrista Miguel Ángel Viteri, volvió a las tarimas. Lo hizo con mucha energía y para presentar los nuevos temas del disco que saldrá en marzo.
La producción llevará el nombre de Luces en la Niebla.
La agrupación, que cuenta en sus filas también con Alberto Roca (voz), Eduardo Rosero (bajo), David Asinc (segunda guitarra) y Jonathan Izquierdo (batería), interpretó los temas: “Poder divino”, “Luces en la niebla”, “Destino fatal”, “Vil hijo del mal”, entre otros.
Ya en la tarima, Viteri recorrió por diferentes sitios. Se unió para tocar junto al bajista y el segundo guitarrista y luego regresar a su puesto a la izquierda del escenario.
En tanto que el frontman interactuó varias veces con el público.
Si bien no tuvieron mucho tiempo para ensayar, Viteri comentó que jamás dudaron en unirse a la causa solidaria por la hija de Jaime Riofrío.
Excálibur mantiene su esencia, y quizás a eso se debe la lealtad de muchos de sus seguidores.
Los Monroy en acción
Primero le correspondió a Orión, de Jorge Monroy, y luego a Metalquil, de su hermano Paolo.
En esta parte del recital hubo varias situaciones interesantes que vale la pena destacar.
En el caso de la agrupación oriunda de Ambato, la vocalista guayaquileña Luisa Mora hizo su primera presentación acompañada por una banda de rock pesado.
Mientras que Metalquil sorprendió a todos al subir a la tarima a Jaime Riofrío y a Érick Álava, vocalista de Profecía, para interpretar juntos la canción “Futuro sin final”, la cual forma parte del disco Hermanos del Rock and Roll. Fue un show único y que resultará difícil que se repita.
El setlist de Orión incluyó a los temas: “Control total”, “La ira”, “Lazo roto”, “Carrera sangrienta” y “Ciudad putrefacta”.
Junto a Jorge están Kirk Jackson (guitarra), Douglas Guamanquispe (batería), Luis Romero (bajo) y la cantante Luisa Mora.
De su parte, el repertorio de los Metalquil fue “Autodestrucción”, “Asesino en serie”, “Ciudad sin ley”, “Futuro sin final”, “Fight for metal”, “Condemned” y “Así se forjó el metal”.
A lo largo de todas las presentaciones hubo sorteos de discos, de camisetas y de tratamientos odontológicos a cargo del doctor Nixon Espinoza, quien tiene su consultorio en las calles Pedro Carbo y Colón.
A Paolo lo acompañan en la banda: Jonathan Izquierdo (batería), Harintong Álava y Johan Saeteros Gallardo (guitarra) y Carlos Freire (bajo).
Primate y Jaime, en el cierre
El Noviembre Negro llegaba a su etapa final y el cierre estuvo a cargo del grupo que integran: Christian Solís (guitarra y voz), Henry Del Valle (batería) y Carlos Chávez (bajo).
Primate arrancó su repertorio con “Preso del humo”, “Clama venganza” y “Basura”. En todos los temas se proyectaron imágenes en el fondo del escenario.
Luego se unió el vocalista Jaime Riofrío, con quien tocaron dos himnos del metal ecuatoriano: “Noviembre negro” y “Divino designio”. Hubo ráfagas de histeria en el momento en que sonaron esas históricas canciones. Muchos de los presentes las corearon a todo pulmón y otros optaron por moshear.
Con “Who lives who dies” y “Miseria” concluyó un festival que ya es una tradición en la escena rockera de Guayaquil, y que en esta ocasión sirvió —además— para ayudar en algo a la pequeña Jamie. Ella no conoce a todos los músicos ni a quienes asistieron al evento, lo que sí es seguro es que, desde el fondo de su inocente y puro corazón, les agradece su presencia. (I)
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