Roberto Arias, de 63 años, es un melómano desde hace más de tres décadas. Posee una colección que llega casi a los 5.000 discos de acetato. Desde su adolescencia escucha un sinnúmero de géneros musicales, entre ellos la salsa.
Su acercamiento con los ritmos salseros se dio en sus viajes a Colombia junto a su familia. El dúo portorriqueño de Richie Ray y Bobby Cruz fue su primer contacto, pero posteriormente empezó a incursionar con otros exponentes.
El primer disco que escuchó de Lavoe se llama La Gran Fuga y el tema Panameña es el que lo “engrupió”.
Desde ahí empezó a adquirir ese material hasta hacerse de 11 long plays que son como sus joyas. Esa compilación forma parte de sus 500 discos de salsa, de los cuales 300 son de vinilo.
Arias cree que Lavoe es para la salsa lo que Freddie Mercury (vocalista de Queen) es para el rock.
Y sus comparaciones tienen validez. Así pues, ambos tuvieron problemas por sus excesos con las drogas y el alcohol.
Del mismo modo, explica que cada uno, a su estilo, dominaba el escenario y era capaz de improvisar lo inimaginable.
Incluso, los dos vocalistas murieron contagiados por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), aunque en diferentes circunstancias.
Este guayaquileño residente en la ciudadela 9 de Octubre, al sur de la urbe, considera que el legado musical del también conocido como el “Jibarito” continuará en las próximas generaciones.
“Es que no ha aparecido otro, y creo que no habrá nadie como él. Hay grandes e importantes cantantes de salsa, pero ninguno lo iguala. Sabía llegar al público como el mismo Mercury o Mick Jagger (Rolling Stones)”. (I)
Fotografías y Vídeo: Henry Andrade/Atarazana Go