Una de las pocas diferencias que existen entre McBrian Ramírez y Héctor Lavoe es la contextura. Mientras este joven venezolano, que lleva pocos años imitando al portorriqueño, es más robusto; el “cantante de los cantantes” era muy delgado. Tanto así que existen muchas sátiras en torno a su figura.
De ahí, la interpretación, el canto, los rasgos faciales, su baile, el peinado, los accesorios y hasta la manera de vestir son extremadamente similares. Hasta el acento venezolano le favorece.
Es un sábado por la noche y este chamo de 25 años acude a un compromiso personal en un sector de Guayaquil. Se presenta y pone en práctica lo que ha venido estudiando desde hace unos once años aproximadamente: imitar a Héctor Lavoe. Los invitados lo aclaman, le aplauden, se toman fotos y graban el show con sus teléfonos.
Su presencia en la ciudad es una casualidad muy favorable para él, pues el destino que se había fijado era Lima o Callao, urbes peruanas muy reconocidas por sintonizarse con la salsa y no cualquier salsa, sino la salsa brava. Aquella que interpretó el “Jibarito” en su vida terrenal.
“Me quedé porque aquí también hay mucha rumba, ritmo y sabor. Hoy sigo aquí y no me iré”.
Ramírez sostiene que desde los 14 años empezó a estudiar todo sobre Lavoe. Esto incluyó videos, reportajes, obras literarias, siguiendo a los músicos y vocalistas preferidos de Héctor, así como a su entorno.
“Mi hermano tenía una orquesta en la que tocaban música tropical y yo soñaba con ser el intérprete”. Finalmente lo hizo, pero luego decidió abrirse al mundo hasta llegar al Ecuador.
Cuando se le consulta al “Lavoe venezolano” sobre los aspectos que lo identifican con el personaje que emula responde: “es la calle, las vivencias, el venir desde muy abajo”.
Meterse en este género musical es una “herencia” de su madre, quien a pesar de no haber sido cantante era una asidua fan del ritmo. Lo que no prevé en su vida es los excesos que sí tuvo el mítico vocalista de Calle Luna, Calle Sol.
Para McBrian el legado del portorriqueño difícilmente desaparecerá. Está convencido de eso y lo atribuye a un motivo: “nunca habrá otro como él”.
“Es único en su especie. Es sin igual. Deja un patrón a seguir. El patrón de su salsa es una nomenclatura de varias cosas como la calle, el barrio, la gente”.
A su criterio es difícil comparar al intérprete de temas como Ausencia, Che Che Colé o El Todopoderoso incluso con grandes de otros géneros y que son leyendas como el legendario Freddie Mercury, líder del grupo Queen.
Más bien, lo haría con el denominado Rey del Rock: Elvis Presley, precisa.
“La originalidad de la ropa y sus trajes o ese poder escénico son algunas de las referencias, pero más allá de eso Héctor es el cantante de los cantantes y Mercury, no”.
Ramírez cree que el exvocalista de La Fania no hubiese estado vivo para celebrar este 30 de septiembre, su cumpleaños número 74.
“Difícilmente habría ocurrido eso, salvo que siguiera los caminos de Dios como otros cantantes de salsa”.
Al interrogarlo sobre la película que interpretaron Marc Anthony y Jennifer López sobre la vida de Héctor Juan Pérez Martínez, la califica de puramente comercial y sostiene que solo presentó la parte negativa de la historia.
Según McBrian, el Rey de la Puntualidad tuvo cosas muy buenas en su vida como su nobleza y su ayuda a numerosos amigos.
“Lamentablemente, lo negativo vende”, alude sobre el film estrenado en 2006.
El joven venezolano está decidido a vivir de lo que genera su show. Por ahora seguirá emulando a su ídolo. La presentación para la cual fue convocado debe seguir. Ya interpretó en un primer set El Rey de la Puntualidad, Escarcha, El Cantante y otras. Solo se detuvo para esta entrevista con Atarazana Go!
Los asistentes lo aclaman y lo convocan a la mitad de la pista. En la consola todo está listo para continuar.
La gente solo quiere “más salsa que pescado”. (I)
Fotografías y vídeo: Jonathan Miranda/Atarazana Go