Hace 31 años, La Atarazana vivió su peor tragedia. Un avión de combate de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) cayó sobre cinco viviendas de la manzana D-4. Una decena de personas, entre adultos y menores, fallecieron ese día.
El accidente ocurrió al mediodía del domingo 22 de octubre de 1989.
El capitán Eduardo Arias sobrevolaba la ciudad para rendir un tributo a la FAE, por su aniversario número 69 de creación. Eran las 11:55 cuando el Jaguar, del Ala de Combate Nº 21, se desplomó a tierra.
El impacto causó la destrucción total de cinco casas. El fuego redujo a cenizas todo lo que estaba en su interior.
Una parte de los restos del piloto fue a parar al domicilio de la familia Cervantes, en la manzana D-5.
En el sector del desastre, rodeado de cuatro manzanas, con al menos un centenar de viviendas, se vivieron momentos de pánico e histeria colectiva.
La gente salió despavorida de sus casas porque temía el estallido de los tanques de combustible de la nave y otros, en cambio, pensaban que portaba misiles. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro sucedió.
Miembros de la FAE y el Ejército acordonaron la zona y sus ingresos. El fluido eléctrico estuvo suspendido desde el momento del siniestro y por varios días más.
Una masa incuantificable e interminable de personas llegó desde diferentes sectores a la ciudadela para ver las consecuencias de lo sucedido.
El desastre de La Atarazana se dio durante el gobierno de Rodrigo Borja Cevallos.
La misma noche del accidente se levantó una capilla ardiente con los restos de la mayoría de las víctimas, en las salas de velaciones de la Junta de Beneficencia. Mientras que los del capitán Arias fueron trasladados a Quito.
El régimen dispuso que el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) sea el encargado de la reconstrucción de las casas. Las pérdidas se calcularon en 16.000 millones de sucres ($ 640.000, al cambio de hoy).
Las autoridades de la FAE y de la Junta de Accidentes Aéreos de la Aviación Civil fueron quienes llevaron a cabo la investigación.
El comisario sexto de Policía de esa época, Francisco Luna, debía realizar la diligencia de inspección del sitio del incidente, pero se postergó debido a la remoción de escombros en la zona.
Una menor de 9 meses fue rescatada con vida de una de las casas. Versiones de esa época publicadas en un diario local señalaron que un vecino la sacó del sitio.
Esta no era la primera tragedia que afectaba a un sector de Guayaquil, pues en 1939 una avioneta identificada como “Diablo Rojo” cayó en las calles Clemente Ballén y Chile. 26 personas perdieron la vida en esa ocasión.
El piloto era el capitán Cristóbal Sandoval Maldonado.
Desde el desastre de 1989 surgió la idea de reubicar al aeropuerto porteño, sin embargo, aún no se cumple este objetivo. (I)
Fotografías: Reproducciones de los periódicos