Los Reptiles tienen su ‘cueva musical’ en la manzana F-2

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La piel de los músicos a los cuales nos vamos a referir en este reportaje no es de color verde ni tiene escamas. A pesar de ello, son Los Reptiles.

El cuarteto integrado por Cristian Ibarra (voz y guitarra rítmica), Antonio Toledo (bajo y coros), Carlos Lastra (batería) y Gabriel Jordán (primera guitarra) decidió ponerle ese nombre por una razón que combina su atracción por el misticismo, sus creencias y por el estudio de textos relacionados a los reptilianos.

Esto último hace alusión a la presunta existencia de humanoides (hombres lagartos) de una raza inteligente, cuyo origen puede ser extraterrestre o intraterrestre.

Los cierto es que en la manzana F-2, de La Atarazana, existe un ‘nido’, en donde estos cuatro muchachos guayaquileños se reúnen varias veces por semana para componer canciones, las cuales se encuentran en diferentes plataformas digitales y quizás pronto queden plasmadas en un disco.

Es tal la pasión de Cristian, líder fundador del cuarteto, por los temas vinculados a los seres draconianos, que el grupo tuvo como primer nombre: Género Reptil, pero después se cambió al que tiene ahora.

La banda se enmarca en un género que combina el indie, el pop ácido, el rock pesado y la música oscura.

Ibarra y Toledo, antes de empezar con este proyecto, incursionaron en el heavy metal y el thrash metal, en diferentes bandas de Guayaquil.

Los inicios

Para Cristian su atracción por la música la heredó de su abuelo Óscar Castro Intriago, quien fue un reconocido pianista del medio y coleccionista de discos.

Durante su adolescencia ensayó sus primeros acordes de manera empírica e incluso aprendió a tocar la batería. Con el paso de los años fue perfeccionando su técnica y se integró a bandas como Letal y Dávida, de la escena metalera porteña.

“Quise tocar siempre como Megadeth. Yo cogí la parte melódica de ellos, no tanto los riffs”, expresa.

Luego de esa experiencia optó por dan un brinco hacia géneros más comerciales, con el fin de acceder a ingresos.

Antonio tuvo inicios similares a los de su actual compañero reptil. Estaba en toda la onda del thrash metal y hacía tributos en distintos espacios del Puerto Principal.

Cuando estudió Mercadotecnia en la universidad, se juntó a varios amigos para tocar. Posterior a eso empezó a laborar en una casa musical, lo cual fue una motivación para estudiar lo básico respecto a instrumentos y un poco teoría.

“Cuando era adolescente me gustaba Steve Harris (bajista de Iron Maiden). Desde ahí me interesé en este instrumento. Tras eso me atrajo Frank Bello (Anthrax) y Jason Newsted (Metallica). Me dediqué al bajo porque ya había muchos guitarristas en el medio”, precisa.

En 2017, Cristian agrupa a varios conocidos de La FAE y de otros sectores e integra lo que serían Los Reptiles. Por la falta de tiempo de algunos, estos terminaron alejándose e Ibarra se queda solo.

El joven guitarrista atarazaneño no se estanca y por el contrario continúa componiendo. Para esto, ya era amigo de Toledo, por cuanto juntos tocaban en bandas de heavy metal.

Conversación va, conversación viene y en 2019 llegan a un acuerdo para unir sus talentos. Uno de los primeros pasos a dar era el reclutamiento de un guitarrista más y un baterista.

Luego de charlas con distintos postulantes se suman Lastra y Jordán.

El primer tema que sale a la luz es Testigos del reptil.

“Cristian me mostró la canción y se asemejaba a lo que yo tenía. Él me decía para tocar hasta que finalmente arrancamos y seguimos. Los temas se arman al paso de los ensayos. Ambos componemos las canciones”, afirma Antonio.

A romper esquemas

Si bien Los Reptiles tienen definido el género musical en el cual se enmarcan, también es verdad que están dispuestos a realizar cambios sobre la marcha, con el fin de que sus temas sean más atractivos.

“Somos pop con un toque oscuro. No solo es indie. Esto comprende varios tipos de rock. Es un pop ácido. Le ponemos distorsión. Me gusta que las canciones sean más llamativas. Le podemos meter algo fuerte en el coro. Algo que salga inesperado. La idea es romper el esquema. Que la gente no lo haya escuchado, pero que diga, suena bien”, lo explica Ibarra.

En cuanto a los contenidos de las letras estas se refieren a distintos aspectos que van desde las frustraciones, el amor, el rechazo a la clase política y también sobre los iluminatis (sociedad secreta opuesta a la influencia religiosa o al excesivo abuso de poder del Estado) o la teoría de la conspiración (creencia acerca de las acciones secretas de los grupos más poderosos del mundo para incidir en una sociedad).

Al momento, el cuarteto tiene 15 temas que se encuentran en las diferentes plataformas digitales, pero adicionalmente hay 40 más que están en proceso de terminar. Del mismo modo han creado algunos videos con sus canciones.

“No hemos plasmado nuestro material en discos porque es más costoso. Además, es más fácil ingresar a una red, dar un click y listo. Es posible que más adelante prensemos algunas copias para los fans y los coleccionistas”, precisa Antonio.

Respecto a presentaciones ante el público, el líder del grupo calcula que suman unas 20, entre conciertos, festivales y reuniones privadas.

Los Reptiles, como la misma especie animal, son de evoluciones. Bajo ningún concepto prevén quedarse estancados. Es como un reto diario el mejorar en todo. Desde los equipos que usan para ensayar o grabar, hasta la calidad de su sonido y sus composiciones. Así es como lo visualizan sus líderes Cristian y Antonio.

El vocalista tiene como meta seguir tocando y por qué no en el exterior. “Aspiro algún día que tengamos el éxito que tuvo Tranzas, en su época”.

Toledo comparte esa idea, pero al mismo tiempo apunta a cantar no solo en español, sino también en inglés. “Ello sería como un valor agregado nuestro”.

Otra aspiración de ambos es cantar en vivo con sus colegas de Atarazana Ska y con el guitarrista y compositor de La FAE, Boris Galino. Es decir, un encuentro entre los principales grupos de este sector de Guayaquil.

De darse ese recital sería en uno de los parques de La Atarazana, como un homenaje a la urbanización y a sus vecinos. (I)

Fotografías: Atarazana Go!

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