La noche del sábado 2 de abril fue de mucho rock’n’roll en Guayaquil. Hubo conciertos y presentaciones de importantes bandas, así como tributos en los bares rockeros del Puerto Principal.
Sin embargo, de todos los recitales hay uno que marca las diferencias por dos razones: una, es su séptima edición y otra, es el espacio donde cada año hacen su debut en las tarimas, agrupaciones que nunca se han presentado en público. Se trata del Headbangers Attack VII, cuyo organizador es Paolo Monroy, empresario, promotor musical y cantante del grupo METALQUIL.
Nuevamente el bar Diva Nicotina, de Las Peñas, fue el establecimiento escogido para la ocasión.
De a poco fue llegando el personal metalero de la ciudad. Entre los asistentes estuvo Christian Solís, líder y vocalista de la banda Primate.
Tras las respectivas pruebas de sonido a las 21:30 subió al escenario Steelwolf. El quinteto cuyo vocalista es Érick Sánchez arrancó con tres canciones, entre ellas una balada y la gloriosa Holy Diver (Ronnie James Dio). Los asistentes respondieron con aplausos al grupo. Alrededor de 40 minutos estuvo en las tablas la banda. El cierre fue con el tema, El rock nunca morirá.
A continuación, le tocó Carbino con Edison Thunder Vacacela a la cabeza. Para ellos es su primera presentación oficial, en la escena metalera de la urbe.
Los cinco integrantes lucieron una camiseta negra con el logotipo de la banda (letras rojas), en la parte frontal. En la espalda, se imprimieron los nombres de los integrantes.
En la jornada del sábado presentaron sus temas Criaturas de la noche y Nueva era. También interpretaron uno de los himnos del heavy metal: Maldito sea tu nombre, de los españoles Ángeles del Infierno. Su guitarrista principal, Kirk Jackson tuvo problemas con el audio de salida para su instrumento. Eso no opacó su trabajo en el escenario. Es un joven y talentoso guitarrista. Es más, terminó cantando la clásica For whom the bell tols, de los estadounidenses Metallica.
Los últimos de la noche en el Headbangers Attack VII fueron los fluminenses de Infernal Death. Su presentación fue soberbia.
Lanzaron furibundas descargas de death metal de muy buena calidad. Joshua Gutiérrez, vocalista de este grupo, demostró la potencia de su voz en cada canción.
Antes de iniciar la tocada, pidió los aplausos del público para a sus antecesores Steelwolf y Carbino, por su trabajo en el escenario. La gente respondió a esa solicitud y premió a los dos grupos.
Algunas personas moshearon mientras duró el recital de los infernales de Babahoyo.
Hacia la medianoche llegó a su fin esta edición del tradicional concierto organizado por Monroy.
Hubo satisfacción entre los asistentes y felicidad en los músicos por haber expuesto lo mejor de sí ante un público hambriento de metal. (I)
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