Cuatro horas de música fueron suficientes para que decenas de rockeros se trasladen en el tiempo a los memorables años 80 y 90.
No necesitaron de una máquina, como se ve en las películas de ciencia ficción. Bastó con las interpretaciones de dos vocalistas y de tres bandas porteñas para que se produzca ese efecto.
Fue como un reencuentro -en pleno 2022- con aquellas agrupaciones y canciones que marcaron sus vidas, pero también la historia del metal ecuatoriano.
Seguramente muchos recordaron sus inicios en este género musical, así como los primeros discos comprados, los casetes grabados o intercambiados y su presencia en los recitales de las bandas de esa época.
Toda esa regresión se experimentó durante la tercera edición del Tributo al Rock Nacional, celebrada la noche y madrugada del sábado 4 de junio, en el bar Diva Nicotina.
El cerebro de este evento del recuerdo es Paolo Monroy, líder y vocalista de METALQUIL.
En esta oportunidad, los asistentes pudieron ver otra vez intervenciones acústicas (dos), algo que ya no es muy común en las tocadas que se organizan en Guayaquil. Además, tuvieron el privilegio de observar un solo de batería, a cargo del histórico Carlos Alberto Tapia (ex Blaze).
Esto último prácticamente ha desaparecido de los conciertos de rock que se celebran en el puerto principal. Ya no se ve a guitarristas ni a bateros demostrando su destreza y lo que pueden hacer sin el acompañamiento del resto de sus compañeros.
Estos detalles, a más de las canciones interpretadas, son los que le dieron esa carga de emotividad a este tributo.
Un capítulo aparte se merece el talento y la energía mostrada por el vocalista Jaime Riofrío (The Jaw of Cain).
Más de un cuarto de siglo ha transcurrido desde que apareció un joven delgado y de tez trigueña en los rústicos escenarios de ese entonces, pero cantando con toda la potencia que su organismo le permite.
Ese muchacho, dueño de una voz incomparable, es Riofrío. El legado que dejará Jaime para las nuevas generaciones de vocalistas será difícil de superar.
Dos acústicos
La apertura del concierto estuvo a cargo de dos vocalistas de diferentes épocas. El uno es Thunder Vacacela (Carbino) y el otro, Jorge Monroy (líder de Orión).
En sus respectivas intervenciones estuvieron acompañados de un joven pero talentoso guitarrista, Kirk Jackson (Carbino y All Force).
Vacacela arrancó el Tributo al Rock Nacional con la balada metal “Tiempo a destiempo”, de la legendaria banda quiteña Falc. Este es un tema muy romántico que pegó bastante a escala nacional a finales de los 90.
Tras eso se fue a otro género un poco más pesado e interpretó la inmortal canción “Atahualpa Rock”, del grupo Post Mortem.
Los presentes regresaron a los años 80 con esta melodía. Este era solo el preámbulo de todo lo que se venía.
Thunder dejó la tarima en medio de los aplausos del público y agradeciendo a Monroy, por permitirle estar presente en este memorable momento.
El siguiente en subir al escenario fue Jorge, hermano de Paolo. Hace tres años que no cantaba en vivo.
Pecho, como le dicen sus familiares y amigos más cercanos, es un frontman experimentado en este arte.
Su banda ha grabado varios discos y se ha presentado en diferentes localidades del país.
“Alma inmortal”, de los ibarreños Wizard (heavy metal) fue su primera interpretación. Sin embargo, el tema con el que recibió más aplausos fue “Los maestros del amor” (El pelo quinto), de los guayaquileños La Trifullka.
Todos los presentes corearon: “Somos como el pelo quinto, de la arruga sexta de mi bola izquierda”. Esta canción se grabó en 1996. Tuvo amplia acogida en esa época y hasta ahora sigue sonando en algunos bares, emisoras y discotecas.
Las bandas en acción
Un poco antes de las 23:00 le correspondió a The Jaw of Cain acomodarse en la tarima.
Luego de un breve ajuste en los instrumentos, este cuarteto decidió despegar fuerte con la canción “Justify for death” (2002), de la banda de thrash metal Moulin Rouge.
En este caso hay una particularidad bastante especial: Jaime también fue vocalista de esa agrupación.
La gente que acudió a Diva movió sus cabezas al compás del tema.
El repertorio de The Jaw of Cain incluyó a muchas bandas de antaño, sin embargo, uno de los momentos más trascendentes se dio cuando cantaron uno de los himnos del rock pesado ecuatoriano: “Noviembre negro”, del grupo Demolición. En este último, Riofrío también fue su líder por varios años.
Por eso indicamos al inicio de esta nota que el legado que dejará este guayaquileño será muy difícil de superar.
Y fue justo con la banda de Riofrío que otro referente del rock porteño, el baterista Carlos Alberto Tapia, participó en una canción. Por un lapso aproximado a 10 minutos ocupó el lugar de Andrés Carr, batero de The Jaw of Cain.
Al cierre de la canción es que el Mono Tapia -como le dicen sus allegados- ejecutó un solo de batería impresionante. Le pegó al instrumento como en sus mejores épocas en Blaze.
Hace mucho tiempo que no se veía en un recital de Guayaquil a un baterista mostrando lo que sabe.
El observarlo esa noche genera una serie de interrogantes: ¿por qué los demás bateros no lo hacen?
Jaime y sus compañeros se despidieron en medio del reconocimiento generalizado del bar.
A continuación fue el turno de Severo, quinteto liderado por el baterista Byron Alvarado (integrante de Profecía).
Tras unos minutos de pruebas junto a Christian Solís, responsable del sonido en todo el evento, el grupo -donde también está el “profético” Andrés Mendoza- comenzó su tocada.
La canción “Dos seres”, que le da el nombre al disco y cuyo video oficial tiene cerca de 30 mil visualizaciones en YouTube, fue el as bajo la manga que lanzaron estos músicos.
Su apertura se dio con cuatro temas propios, entre ellos: “Tiempo de seguir” y “Atroz”. En este mismo lapso tocaron “Corazón de cristal”, como se llama su más reciente videoclip con cerca de 21 mil visualizaciones.
Esta canción es una balada exquisita que habla sobre la relación de una pareja.
Ya en el plano del tributo, los Severo versionaron a Bajo Sueños (“Nada de amor”), Sueño Eterno (“La fuerza del metal”), Profecía (“7 veces 7”), Notoken (“Punkistein”), entre otras.
En esta narración sobre Severo no puede omitirse destacar la calidad artística y el notable dominio escénico de su frontman, Pablo Alvarado.
En el homenaje al rock ecuatoriano estuvieron presentes Érick Álava y Johnny Reyes, fundadores de Profecía. Ambos fueron invitados a tocar con sus compañeros Byron Alvarado y Andrés Mendoza.
METALQUIL, al cierre
Eran cerca de las 00:30, cuando Paolo Monroy, ataviado íntegramente de cuero, se unió a sus compañeros de la banda en la tarima.
Agradeció a todos los presentes por su fidelidad y, acto seguido, interpretó la poderosa balada metal “Las luces de la ciudad”, de los capitalinos Falc.
De ahí cantó los clasiquísimos: “No podrás con él” y “From here to eternity”, de los guayaquileños Blaze.
Casi al cierre de su presentación METALQUIL apeló a dos de sus temas más poderosos: “Así se forjó el metal” y “Deben morir”.
En ambos, Paolo bajó del escenario y se mezcló con un grupo de rockeros para corear las melodías.
El Tributo al Rock Nacional llegaba a su fin, pero lo que nunca morirá es la herencia histórica que dejaron agrupaciones de diferentes ciudades. Sus canciones son eternas. (I)
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