Cerca de las 17:30 comenzaron a escucharse los primeros estallidos de petardos en La Atarazana. No fueron explosiones masivas ni frecuentes, pero ya marcaban el preludio de lo que iba a pasar en las siguientes horas.
Hacia las 19:00 eran poquísimos los monigotes que estaban visibles en los jardines o exteriores de las viviendas.
La jornada en la urbanización había sido bastante tranquila en la tarde.
Algunos vecinos y amigos se reunieron para jugar un cuadrangular de ecuavolley en las canchas de la Asociación de Propietarios de La Atarazana (APA).
Eduardo Paredes, Peter Moreno, Fabricio Pino, Nelson Núñez fueron algunos de los participantes.
Algo similar ocurrió en la cancha de indor fútbol ubicada en el parque del Señor de la Buena Esperanza. Allí hubo múltiples partidos entre residentes del sector. Estas jornadas se extendieron casi hasta las 6 de la tarde.
En las afueras de las panaderías, el aroma a cerdo o pavo horneado invadió el ambiente. Eso sucedió en la panificadora que se encuentra a pocos metros del templo católico, frente a la manzana D-5.
Al menos 5 vecinos, entre ellos Bolívar Hernández, llegaron al sitio con el ave o chancho que iban a cenar en la noche.
A eso de las 21:30 muchos moradores se acomodaron en los portales de sus viviendas, con parlantes y bebidas a dar su despedida al 2020
La música a alto volumen salió por las ventanas de muchas casas en las manzanas B, D, H y otras en las que sus residentes se aprestaban a decirle adiós al año “rumbeando”.
Esta vez no llegaron los vendedores ambulantes de petardos, camaretas, cohetes, silbadores y otros como sucedió en años pasados.
En el país rige una disposición que prohíbe la comercialización de estos productos.
Unos 25 minutos antes que el reloj marque las 00:00 empezaron a aparecer los monigotes. Salieron por todos lados.
Adultos, adolescentes y niños cargaron por peatonales y avenidas a muñecos de diferentes tamaños y colores. Hubo superhéroes, personajes de películas de terror, figuras de caricaturas, políticos y más.
De a poco, familias enteras como los Coronel, de la manzana D-3, se tomaron las calles para apilar a los “años viejos” e incinerarlos.
Muchos miraron a cada momento el reloj para iniciar la quemazón. Esto a pesar de la disposición de las autoridades que prohibía la incineración de los muñecos.
Hasta que sea la hora precisa, varios moradores de la urbanización encendieron fuegos artificiales que iluminaron el cielo de La Atarazana.
Un vecino con una figura que representa al coronavirus pateó al monigote, antes de arrumarlo con otros para iniciar la tradicional quema.
Cuando por fin dieron las 12 de la noche, los vecinos encendieron a los monigotes. Allí convirtieron en cenizas todo lo negativo y triste que les sucedió en 2020
Aquí se impuso una costumbre arraigada en Guayaquil y el país desde hace muchas décadas, en lugar de la norma que prohibía quemar los “años viejos”.
Las paredes retumbaron, los vehículos vibraron y el ambiente se llenó con el olor a pólvora. La ciudadela comenzó a estallar. Ello mientras familias y amigos se estrechaban en un abrazo o un beso deseando lo mejor para 2021
La incineración se replicó en todas las calles de la urbanización. Una masiva presencia de personas se observó en los bloques 1, 2 3, 8 y 9 que están en las cercanías a la cancha de indor.
Cerca de 45 minutos duró todo el proceso, así como la celebración en calles y veredas. No se reportaron anomalías ni novedades.
Las familias y grupos se retiraron, posteriormente, a sus casas para cenar y brindar por el año que está empezando. (I)
Fotografías y videos: Atarazana Go!