Sin tachos de basura y a oscuras, algunos parques de la Atarazana

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Las familias que residen en la ciudadela cuentan con seis espacios públicos, ubicados en diferentes manzanas, para recrearse o descansar por unos minutos fuera de sus viviendas.

Son sitios en donde hay frondosos árboles, juegos para niños y hasta jardines con coloridas flores. En algunos, es posible encontrarse con iguanas de la costa, cuyo tamaño puede alcanzar los 2 metros de longitud. Es un verdadero espectáculo mirar a estos lagartos arbóreos.

Del mismo modo, se puede observar a un sinnúmero de aves, como pericos, canarios, palomas y otras, que anidan en las copas de los árboles y llegan en busca de alimento.

Durante las tardes, y especialmente los fines de semana, los vecinos acuden con sus hijos para que jueguen o para refrescarse bajo la sombra de un árbol.

De todos los parques, al menos tres tienen nombres propios: La Concordia (frente a la manzana B y junto a la Iglesia del Señor de la Buena Esperanza), el José Domingo Santistevan (en la manzana Q y a pocos metros del hospital de Solca) y el de la Unidad Nacional (rodeado de diferentes manzanas y cerca de la Unidad Educativa José Antonio Pino Ycaza).

Entre la E y la F también hay otro espacio público, lo mismo por la N y la K (a pocos metros de la placita) y el último se encuentra rodeado de los bloques que dan hacia la avenida Carlos Luis Plaza Dañín, frente a la ciudadela FAE.

En este artículo nos vamos a referir a varios inconvenientes que se presentan en tres de ellos. Al José Domingo Santistevan no fue posible acceder, debido a los cerramientos que se han colocado en las peatonales.

El problema más común que se observa en estos lugares destinados a la recreación es la falta de cestos para depositar los desechos.

Otra irregularidad es que en dos parques (La Concordia y el de los bloques) la falta de iluminación se convierte en un riesgo para los transeúntes.

Del recorrido efectuado durante varios días se pudo comprobar que hay pasillos totalmente a oscuras. lo que puede ser aprovechado por los delincuentes para cometer varios delitos.

En una entrevista anterior con este portal de noticias, el subteniente de Policía, Érick Rivera, encargado de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de la Atarazana, manifestó que las fallas en el alumbrado aumentan los riesgos para la población.

Desechos en el piso

Restos de alimentos, vasos plásticos, fundas llenas de desperdicios, papeles y más están regados en distintos espacios del parque La Concordia.

No es que se haya convertido en un basurero público, pero sí es posible encontrarse con desechos en bancas, muros, áreas verdes y en el sector de los juegos infantiles.

Aquello no solo que da un mal aspecto a uno de los parques más grandes e importantes de la urbanización (está junto a la iglesia), sino que puede atraer a roedores o el desarrollo de criaderos de moscas y mosquitos.

A ello se suma los restos orgánicos que dejan los canes y cuyos dueños no los recogen.

En este parque existen letreros que conminan a los ciudadanos a depositar los desperdicios en los tachos, sin embargo, estos no existen.

Durante las mañanas, barrenderos se encargan de recoger la basura, pero hacia la tarde y noche otra vez aparecen los desechos.

La falta de cestos ha obligado a que los vecinos o estos mismos funcionarios improvisen en costalillos la acumulación de papeles, botellas y otros residuos.

Por si fuera poco, la mitad de este recinto (la que da hacia el templo católico) se encuentra sin iluminación desde hace varias semanas.

Es un daño recurrente, ya que ha sido reportado por los moradores para que lo reparen, pero a los pocos días vuelve a apagarse una parte del parque.

Eduardo Sánchez, morador de este sector, cree que si este espacio público tuviera instalados botes para la basura, seguramente los visitantes depositarían allí sus desperdicios.  “Lo mismo la población flotante que transita por la zona”.

En tinieblas

Caminar después de las 20:00 en los pasillos que unen al parque con los bloques de la avenida Carlos Luis Plaza Dañín es un verdadero riesgo.

Este “lugar de recreación” está totalmente oscuro y la única luz que recibe en las noches es la de los postes de la vereda o la del parterre que separa a la Atarazana con la FAE.

El parque tiene una característica particular: casi siempre está cerrado.

Atarazana Go! acudió en numerosas ocasiones para constatar si está abierto y encontró que regularmente su puerta se encuentra bloqueada con candado.

En la única oportunidad que se ingresó fue posible constatar que tampoco hay tachos para la basura. En el piso había botellas de plástico y de vidrio, restos de porcelana o azulejos, papeles y otros.

Un espacio abierto

El parque que está entre las manzanas F y E es uno de los más pequeños de la Atarazana. También es el más abierto de todos y se ubica a una cuadra del Hospital de la Mujer Alfredo J. Paulson.

Cuando visitamos este lugar, en las caminerías había desperdicios de todo tipo en el suelo.

No cuenta con tachos para depositar la basura.

Su sistema de alumbrado está en óptimas condiciones, al menos hasta el cierre de este artículo.

En uno de sus accesos, los vecinos acumulan las fundas de basura para que el carro de Urvaseo se las lleve en la noche o en la madrugada durante los días ya establecidos.

Además, tiene una colonia numerosa de felinos que no causan daño a nadie.

Una pequeña caseta de madera fue instalada para que el guardia se cambie de ropa y se proteja en los días de lluvia.

Al igual que en La Concordia, en el de los bloques y en el de la manzana F, personal de Urvaseo recoge los desperdicios en sendos horarios, pero por la tarde y noche aparecen otra vez en el piso, en las áreas verdes y de juegos infantiles.

El morador Renán Encalada recuerda que los espacios públicos citados anteriormente contaban con cestos metálicos para la basura.

Sin embargo, expresa que, con el paso de los años, se los robaron de manera paulatina, y nunca más fueron colocados otra vez. (I)

Portada, fotos y videos: Atarazana Go!

Nota: En la próxima entrega les ofreceremos más información sobre lo que pasa en los restantes espacios públicos de la Atarazana y, además, una entrevista con un destacado urbanista de Guayaquil.

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